La realidad...cambiando las reglas

Publicado en por graNada

Casi todas las personas creen que no pueden cambiar las reglas de la realidad. Independientemente de lo que se autoanalicen, siempre creen que su problema no se puede modificar. El problema existe, siempre ha estado allí, y allí va a seguir porque ese problema se llama realidad, y la realidad no se puede cambiar.

Falso.

La realidad sí se puede cambiar. Los miembros promedio del Templo del Pueblo que siguieron a Jim Jones a Guyana en pos de una nueva vida, eran personas pobres que luchaban para subsistir, pagar una renta baja y comer.
¿Es realidad el que tales personas le entregaran a Jim Jones una cuarta parte de sus reducidísimos ingresos? Pues sí, muchos lo hicieron.
Otros seguidores suyos le entregaban su salario íntegro, conformándose con los dos dólares semanales que él les daba. Hubo una mujer que le estuvo entregando los 1,000 dólares de su sueldo mensual por espacio de nueve años, a cambio de una habitación y alimentos dentro de la comuna.

¿Es eso la realidad?

¿Es realidad que sus seguidores no se rebelaran cuando Jones los condujo al clima infernal de Guyana, donde tuvieron que luchar para sobrevivir entre serpientes ponzoñosas, ratas y feroces mosquitos?
Los miembros del Templo del Pueblo estaban maduros para el cambio. Jones les inyectó la carga emocional que necesitaban para cambiar sus vidas, y la que necesitaban para cambiar la realidad.

Cuando 900 de ellos bebieron un refresco con cianuro, la realidad era la siguiente: con el suicidio en masa no se logró nada constructivo, sólo pesar para sus parientes y para casi todos los norteamericanos conscientes que no pudieron entender semejante acto ciego y falto de inteligencia. Realmente fue una estupidez.

Si el grupo en verdad necesitaba crear una nueva sociedad, el eliminar a la población de esta sociedad no era la forma de hacerlo. El suicidio masivo presupuso una ingrata tarea para los encargados de remover los cadáveres, así como una caída financiera para el gobierno, que tuvo que costear el traslado de los restos a Estados Unidos.

La realidad es que casi todas estas víctimas suicidas sabían intelectualmente que lo que estaban haciendo era una cosa estúpida, ridícula y sin significado alguno.

    ..CONTINUAR..

 

 

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